Hay un capítulo de Sex and the City que me ha estado dando vueltas este último tiempo.
Trata de un análisis de cómo Carrie siente que las personas casadas forman una especie de hermandad donde todos tienen un punto en común y excluyen con cierta “pena” –a falta de una mejor palabra- a las solteras, o buscan emparejarlas para que compartan con ellos la dicha de la compañía marital.
Bueno, tomando en cuenta de que no tengo “30 something” y mis amigos están todos solteros (claro, es raro para el común denominador casarse a la tierna edad de 23 años en promedio en esta cultura occidental) quiero hacer el análisis desde el punto de vista del final de la adolescencia y el comienzo de la adultez joven.
Es decir: los niños pololeando, vs. los libres y liberados de responsabilidades y ataduras amorosas… pero, a diferencia de la original, esta Carrie tiene a su Mr. Big estable y está más que feliz así.
El haber pasado tantos años de mi vida “soltera”, simplemente observando y analizando a las parejas amigas a mi alrededor me hizo dar cuenta de cómo cambió mi vida interna desde el momento que el esgrimista logró, a punta de esfuerzo, llegar a mi vida.
Si bien es cierto que algunas parejas cercanas del pasado sí han sido como el prototipo mostrado por la serie, enfrascándome casi con desesperación cualquier cromosoma Y cercano a su círculo social; otras fueron mas comprensivas, tal vez porque recordaron su época de soledad y son más empáticas, o tal vez porque simplemente no piensan en el asunto.
Pero yo creo estar en un tercer grupo, más bien intermedio, porque en este año y poco más que he estado con mi Big me he dado cuenta de cómo es el asunto de no estar más sola, de cómo algunas personas te miran distinto porque alguien te toma de la mano al caminar y te besa la mejilla de vez en cuando.
Es verdad, es como estar entrando cada día más a un mundo nuevo, es descubrir cosas que en millones de años de análisis a relaciones ajenas jamás podrías haber descubierto, realmente es un club, te sientes más incluida en una parte de la sociedad que creías conocer, o incluso comienzas a ver con otros ojos a la gente que quieres cuando están en parejas, básicamente, comienzas a entenderlos mejor.
Seguramente la mayoría de las personas pensarían que estoy loca con esto, pero esta claro que mas del 90% de las personas normales comienzan las relaciones amorosas empezando la adolescencia, y ahí no hay mucha conciencia de los actos o de su alrededor que digamos.
Ahora, podríamos decir que este club está en pañales, y por eso no es tan fuerte y es más abierto que el de las “30 something”, lo cual es bastante alentador en el presente… “genial, no estoy perdiendo vida social” es lo que pensaría ahora mi yo soltera, pero, ¿Qué pasará en el futuro? si, en el caso hipotético -HIPOTÉTICO- , no lo estuviera ¿Quedaré como una solterona en potencia y estaré cada momento del día con un “oye, este chico es perfecto para ti”?
No me malentiendan, estoy lejos de convertirme en Charlotte (aunque aún así envidio su vestuario), prefiero no tener que pensar en eso, porque sé que los amigos que tengo ahora están de mucho antes de abandonar mi asexualidad con la llegada del esgrimista. Simplemente quiero saber cómo será mi mundo ahora que estoy empezando a crecer nuevamente.
Esto de convertirme en una adulta hecha y derecha es más difícil que la adolescencia, y eso que dicen que ésa es la época crítica de la vida.