sábado, 21 de julio de 2012

Life little pleasures

-          Lamer mis labios y sentir el sabor a mate dulce.
-          Lograr afinar una cuerda de la guitarra.
-          Leer algo que escribí hace mucho tiempo y aún sentirme satisfecha.
-          Abrazar fuerte.
-          Mirar por la ventana.
-          Reír.
-          Cantar acompañada de amigos y una guitarra
-          El sonido de una armónica.
-          Ver un edificio antiguo en el centro de una ciudad.
-          Tomar en brazos a un niño y que se cuelgue de mi cuello.
-          Que la canción de mi despertador sea el Minueto en Sol de Bach.
-          Saltar en las pozas de agua.
-          Pisar montoncitos de hojas secas.
-          Hundir las manos en los sacos de porotos, lentejas, maíz, o granos en general.
-          Sentir el olor de mis galletas de navidad cuando están en el horno.
-          Comer los restos del glacé de mis galletas directo de la manga.
-          probar una nueva receta de dulces y que me resulte.
-          Inventar una nueva receta de dulces.
-          Hundir un turrón en café caliente antes de morderlo.
-          Saltar, abrazar y/o gritar de felicidad cuando me dan una buena noticia.
-          Caminar por un parque un domingo por la mañana.
-          Salir en bicicleta sólo a pasear, sin saber donde ir.
-          Ir a un restaurant y pedir algo que jamás he probado.
-          “Cavar” en un helado bañado en chocolate hasta que sólo quede la cobertura.
-          El olor a libro.
-          Mirar al cielo y ver que las nubes se mueven tan rápido que podrías jurar que sientes como la tierra está girando.
-          Ver volar a un colibrí.
-          El sonido de los pájaros.
-          El sonido del mar llegando a la costa.
-          Despertar a las 3 AM con una tremenda idea para escribir y tener una libreta y un lápiz en el velador.
-          Cavar un túnel en un trozo de sandía que lo atraviese de lado a lado.
-          La música.
-          Mirar las estrellas.
-          Subirme a los árboles.
-          Perderme en mi propia cabeza.


Musaraña.


sábado, 14 de abril de 2012

Tengo una tendencia sobrenatural a distraerme con todo

No, en serio, es casi un problema, pero me gusta, aunque me complique, ¿no es extraño?. A veces incluso me pasa en medio de una oración, estoy en la mitad de la idea, me detengo y pregunto: "¿de qué estaba hablando?".

Ríanse si quieren, pero les digo honestamente, si en mi entorno existe el menor indicio de un factor distractor, créanme que caeré en él. Es algo así como el efecto de la luz con las polillas, hay veces que no puedo evitarlo.

¿Alguna vez han escuchado la frase "pensando en musarañas”?, creo que fue acuñada en mi honor. Porque no es que yo piense en ellas, es que yo SOY una.

Y me sorprende, la verdad, porque cuando apareció el seudónimo en cuestión yo no conocía ese dicho. Es más, con suerte tenía claro que había un animal con ese nombre (ya hemos establecido que fue un nombramiento por generación espontánea).

Creo que de alguna manera me he distraído tanto en la vida que me terminé convirtiendo en una versión menos asquerosa de Gregorio Samsa. Porque claro, fui engatusada por el entorno, pero me ahorré la parte del bicho.

Sólo me convertí en un topito de los bosques. Porque, ¿sabían que las musarañas no son roedores?, en realidad son (somos) pertenecientes a la familia de los soricomorfos, es decir, son primos hermanos de los topos.

¿Ven? ya me distraje y cambié de tema.

Aun así, me gusta. Aunque la mayor parte del tiempo tenga que luchar por tener los pies en la tierra, es fantástico poder saber que puedo escaparme tan fácilmente cuando lo necesito.

Musaraña.

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