-
Lamer mis labios y sentir el sabor a mate dulce.
-
Lograr afinar una cuerda de la guitarra.
-
Leer algo que escribí hace mucho tiempo y aún
sentirme satisfecha.
-
Abrazar fuerte.
-
Mirar por la ventana.
-
Reír.
-
Cantar acompañada de amigos y una guitarra
-
El sonido de una armónica.
-
Ver un edificio antiguo en el centro de una
ciudad.
-
Tomar en brazos a un niño y que se cuelgue de mi
cuello.
-
Que la canción de mi despertador sea el Minueto
en Sol de Bach.
-
Saltar en las pozas de agua.
-
Pisar montoncitos de hojas secas.
-
Hundir las manos en los sacos de porotos,
lentejas, maíz, o granos en general.
-
Sentir el olor de mis galletas de navidad cuando
están en el horno.
-
Comer los restos del glacé de mis galletas
directo de la manga.
-
probar una nueva receta de dulces y que me
resulte.
-
Inventar una nueva receta de dulces.
-
Hundir un turrón en café caliente antes de
morderlo.
-
Saltar, abrazar y/o gritar de felicidad cuando
me dan una buena noticia.
-
Caminar por un parque un domingo por la mañana.
-
Salir en bicicleta sólo a pasear, sin saber
donde ir.
-
Ir a un restaurant y pedir algo que jamás he
probado.
-
“Cavar” en un helado bañado en chocolate hasta
que sólo quede la cobertura.
-
El olor a libro.
-
Mirar al cielo y ver que las nubes se mueven tan
rápido que podrías jurar que sientes como la tierra está girando.
-
Ver volar a un colibrí.
-
El sonido de los pájaros.
-
El sonido del mar llegando a la costa.
-
Despertar a las 3 AM con una tremenda idea para
escribir y tener una libreta y un lápiz en el velador.
-
Cavar un túnel en un trozo de sandía que lo
atraviese de lado a lado.
-
La música.
-
Mirar las estrellas.
-
Subirme a los árboles.
-
Perderme en mi propia cabeza.